domingo, 29 de enero de 2012

Un bis a la entrada de hoy

Empecé teatro!
No, teatro a secas no. Teatro en inglés.
Shakespeare ya puede ir revolcándose en su tumba, que yo voy a representar a Lady Macbeth. Y le va a caber.

An uncool fact about a past mistake

Your dick was not bad. True, it made my poor little cunt ache like hell. Maybe a bit out-of-date and untidy. Not fully satisfying, not because of its size, but for its roughness.
But it was ok. I could handle that. I could handle everything.
What I found greatly impossible to cope with, was your balls size. Everything about your body was from bearable to excellent, but when you got into my pants, this little fact couldn't stop pounding in my head: I was fucking an insanely small-balled guy.
Your testicles were as big as a pair of Tic-Tacs. Baby size.
But I had to refrain myself from staring at them too much, or feigning I was actually looking at your moderate penis size. I had to pretend that my attention wasn't drawn to those insignificant bells hanging between your already toothpick-thin legs.
What an ironical surprise it was, when I found out your balls were a representation of your actual courage. You literally and metaphorically had hardly any balls. Hardly any guts. You were chicken shit while standing in front of me. You would deviate your look, far away from my eyes, and escape the tension moment so gallantly by using a lie.
But life results both a teacher and a good joker. Whether I learned it or not is just a matter of time. But the joke it played on me was a very good one indeed: How ironical! Your outside balls were just a pure materialization of your inner ones. Probably your inner balls, your guts, were just as small as those you hung so proudly when we were in bed.
I'm sorry. I'm way too ballsy for you.

sábado, 14 de enero de 2012

Arrorró, mi niño

- Es desesperación con D mayúscula, ¿entendés?
- Uno quisiera.
- Vamos, hacé un esfuerzo. Quizás hoy es un mal día para hacerme entender.
- O esta es una mala vida para que te entendamos.

Se dio vuelta, y con una mirada nívea, llevando el color de luto, arrancó otro pedazo más de mi corazón.

viernes, 13 de enero de 2012

Lo que habita y lo que deshabita

Y mi mamá, mientras corta zanahorias con un cuchillo, insiste en que este es 'el 5to día de la 2da etapa de su vida'. Lo que se traduce en desempolvar, limpiar, sacar la basura, comprar muebles nuevos, tirar los viejos, refaccionar algunas cosas y arreglar ciertas resquebrajaduras. Todo esto pero dentro de su alma. Ahí te quiero ver, sin hacer mención a lo caras que son las decoraciones para la psique.
Será que tenemos que ser tan parecidas, que esta pretención de querer iniciar una segunda etapa de vida nos arremetió en la cara a ambas.
En estos momentos soy una rueda pensante, que revolución tras revolución cambia sus planes arquitectónicos para probar cosas nuevas. Tengo más ganas de ganarme la vida haciendo teatro, actuando en un escenario con zapatos ligeros para sentir que vuelvo a tener escarpines.
Entonces mi mamá me dice que tengo que decidirme, porque ya estoy por cumplir 19, y yo pienso que 19 es una edad demasiado pronta para alguien indeciso. Para el Che Guevara, bueno, vaya y pase. Pero para mí, los 19 representan un paso más en la indecisión. Sólo de una cosa estoy segura: No quiero terminar como cierta hermana mía, que se esforzó en un título de grado por las formas y el qué dirán de mis padres. No quiero construir algo que falla en los cimientos, que van mucho más allá del asombro de un diploma.
Y lo felicitamos, doctor, licenciada, licenciado. Tiene un hermoso papel con su nombre.

jueves, 5 de enero de 2012

Ojitos verdes

¿Qué? ¡No! No estoy llorando. 

Es que hay muchas basuritas en mis ojos, no vayas a pensar mal.

Sólo necesitaría un pañuelo, la alergia en los ojos me está matando.
(así como se mató él)

¿Que si fui al oculista? Sí, me dijo algo parecido a alergia al polvo. Los doctores recetan; quizá si curan tu hígado, curarán también tu alma.
(aunque, por más que lo intentaron, no pudieron curar el de ella) 

Me recetó unas gotas. Son para no tener alergia, quizá tenga que usar anteojos, porque hay cosas que se me escapan. Hay cosas que ya no veo, y a veces las extraño.
(de la misma forma en que nunca más lo veré a él, metros bajo tierra) 

A veces necesito forzar mucho la vista, y aun así, no lo veo. Ocasionalmente veo cosas que no son. Debe ser hipermetropía, porque me cuesta mucho ver a lo lejos.
(¿A dónde voy? ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué está sucediendo todo esto? ¿Qué quiero? ¿Qué pretendo? ¿Qué saco? ¿Qué devuelvo? ¿Qué me llevo? ¿Qué permito? ¿Qué niego? ¿Qué recelo? ¿Qué dono? ¿Qué cierro?)

Así que, ya sabés la respuesta. No te preocupes si me ves mirando a la nada, si tengo un poquito de lágrimas. Gotas para los ojos y un par de anteojos. No te preocupes, que yo estoy bien.
(¿Qué?)
  

domingo, 1 de enero de 2012

Cómo se siente la muerte?

La muerte, azul, violácea, gris pálida.
La muerte se siente como un chorro de agua gélida directo en la parte de atrás de tu cuello, corriendo con mucha urgencia por tu pescuezo. Se cuela en tu camisa, irrumpe en tus pantalones, llega a tus medias hasta empapar la suela de tus zapatos.
La muerte, como una lluvia que se desprende de una nube de adioses sobre tu cabeza. En ese mismo lugar donde te sentás, o donde comés, o donde estudiás, o te distraés.
La muerte, como un despertador sonando a las 5 de la mañana, interrumpiendo tu paz, recordándote que naciste con fecha de vencimiento.
La muerte, como la última actitud que vas a tener frente a alguien.
La muerte, como bestia cuyas garras se ciñen en tu ropa, con dientes afilados, y ojos amarillentos, famélicos de tu amores.
La muerte, como la traición más grave de tu mejor amigo, encarnado esta vez como "la vida".
La muerte, desconocedora de toda justicia, de toda humanidad, de toda conveniencia y clemencia.
La muerte no es prestamista. No podés negociar con ella un poco de más tiempo, aunque le ofrezcas tu integridad.
No sabemos si es que la muerte siempre nos anda rondando, o si se mantiene oculta en un rincón y sólo sale una vez de vez en cuando para hacer su golpe de gracia.
Pero con sus garras, sus ojos, sus incisivos, te ataca.