miércoles, 3 de noviembre de 2010

Orientación Vocacional

Y acá estoy, usando el twitter como loca y acostada en un sillón verde que está contra una ventana gigante en el living de mi casa. Sonando en mi cabeza y en los parlantes de mi computadora, están The Beatles, con un violín de Eleanor Rigby que podría hacer estallar el iris y la pupila de mis ojos, y luego con las primeras notas de Lucy in the Sky with Diamonds.  
Hoy estoy tranquila.
Estoy tranquila porque a las 9.30 de la mañana llegó la licenciada en psicología que iba a organizar el taller de orientación vocacional.  Nos llevaron a veintisiete monstruos adolescentes a un mes de terminar el secundario a hablar sobre qué cosas teníamos que tener en cuenta a la hora de elegir la carrera. Luego de un speech que tantas veces escuché (decía algo sobre seguir lo que tu corazón diga y te satisfaga, no pensar en la plata sino en la propia felicidad, etcétera), nos hizo hacer una serie de actividades prácticas. Esas cosas que aparecen en los mauales de psicología para tratar a la gente que tiene algún dilema, categorizándonos tan  bien (porque aunque nos creamos tan originales, para la ciencia somos lo más predecible del universo),
Casi al final nos hizo escribir un pequeño resumen sobre qué panorama nuestro teníamos de acá a 8 años. O sea, cómo espero que mi vida sea cuando tenga 25 años.
La mayoría se limitó a enumerar distintas actividades académicas y laborales, con muchos títulos y doctores y licenciados e ingenieros. La mayoría específico cómo, dónde y cuándo quería hacer un post-grado, casi entre líneas dejando descubrir el color de corbata que usarían para ir todos los días a la oficina.
Pero yo no me quería limitar de esa forma. Así que, en cambio, especifiqué algunos detalles que quiero seguir manteniendo, algunas cosas que quiero tener y algo de valor que tendré o voy a conservar. Le pedí a la coordinadora del taller que leyera mi "perspectiva", pero en voz baja (leyó alguna dos en voz alta para toda la clase). Mientras leía, la vi sonreír, sorprenderse y asentir.
Entonces:
- Ya tenés decidido qué carrera vas a estudiar?
- Sí, medicina.
- Vas a ser una excelente médica.

Quería compartir con ustedes qué fue lo que le mostré. No es una joya literaria, porque fue escrito medio a las apuradas y medio sin tener ganas de hilar los conceptos. Sin embargo, me encanta. Me representa, salió  de adentro mío. Porque así es como quiero que sea mi vida cuando ya tenga responsabilidades en mi espalda:

"Me veo leyendo mucho y aprendiendo. Viajando por el mundo, conociendo rincones del planeta. Viviendo en un departamento en la ciudad de Buenos Aires, sin animales porque no me gustan, con pareja. Con un auto, viendo a mi familia de vez en cuando, haciendo planes para trabajar en el exterior. Cursando las residencias médicas, en la clínica Favaloro o el hospital Fiorito preferiblemente. Cocinando cosas ricas, con más de un libro y muchos poemas escritos por mí. Viendome con ciertos amigos del secundario. Teniendo mucho sexo. Trabajando en areas de asistencia menores como salitas. Ayudando a mucha gente de mil formas posibles, sin perder mi imaginación ni mi creatividad. Cantando en la ducha, escuchando música, sacando muchas sonrisas. Y siendo feliz."

4 comentarios:

  1. Residencias médicas y clínica de Favaloro y etc. sí; pero nada de sexo, Maru. Nada de salir de jodas con amigos del secundario; nada de libros -salvo que sean de Medicina-; nada de poemas; nada de cocinar cosas. Los primeros años de la vida de un médico han de ser sacrificados. Mi padre puede confirmarlo. ;)

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  2. Confieso que envidio un poco tu actitud positiva, yo a los diecisiete ni en pedo me tenía esa confianza. Medicina exige un gran compromiso y a veces es un camino de ida, eso sí, no se te ocurra hablarme de Politi porque me levanto y me voy, jaja.

    ¡¡Síga adelante con su buena onda y voluntad!!

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  3. Maru, sos lo mas. Yo te banco!. Vamos con esa buena vibra, y con voluntad se logra todo. Éxitos.

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  4. Genia, comento por esta entrada y por la anterior. Esta entrada es perfecta, por lo original y espontánea.
    La anterior...eso de hacerse la gata en el caño del boliche porque te dejaron...vos ya sabés lo que pienso.

    Un beso, yo.

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