lunes, 29 de septiembre de 2014

Clocks

A nadie le va a importar esto que voy a decir. Pero es mi blog, y si no te gusta, te podés ir a la re.

Subo esta canción porque tiene un gran significado para mí.
Tengo la imagen grabada en mis neuronas, como si hubiera sido ayer, de estar tirada en la cama cuando tenía 11 años, discman y auriculares, escuchando esta canción. En esa época yo ya hablaba inglés y podía entender lo que cantaba Chris Martin. Abría con ese mágico verso: "Lights go out and I can't be saved, tides that I try to swim against have put me down upon my knees; oh, I beg, I bed and plead". Yo no comprendía perfectamente qué quería decir con que las luces se apagaban y no se podía salvar, y que trataba de nadar contra las olas y que termina arrodillando rogando rogando y rogando. Pero, de alguna manera, sí lo entendía. La voz de Chris cantando eso me parecía hipnótica, había algo que me llamaba, una relación de hermandad que a los 11 años no podía realmente tener, pero que la tenía.
Y luego, ese puente, con él cantando "you... are... you... are...". En todo el puente no hay más palabras, no habla nunca de si mismo, exclusivamente intenta expresar lo que la otra persona significa. Y no tiene éxito, no sabe cómo ni qué decir. Sólo importa que esa otra persona, efectivamente, ES. You are.
Luego, en toda la canción amaga a explicar qué es la otra persona, qué representa, cómo es, atina pero nunca llega. Rodea el tema, cual tero a una presa, para luego rematar con un "AND NOTHING ELSE COMPARES". Qué sos, no sé explicar qué sos, no puedo decir qué sos, solo puedo decir que sos (sin tilde en la palabra "que"), y que NADA SE TE COMPARA. Y la voz de Chris no titubea, sin trémulo alguno, avanza y arremete con toda la fuerza, toda la pasión. Lo vuelve inapelable.
Y el piano sigue, y sigue. Y cuando Chris deja de cantar, el piano sigue sonando.


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