Yo puedo usar todo lo que usaba con vos, cada elemento de mi cuerpo, cada partícula de mi ser.
Pero no puedo usar mi alma como a mis dedos, como a mi boca, como a mis piernas. Mi alma cansada.
Porque mi alma intenta suicidarse todas las mañanas y todas las noches, religiosamente. Como un ritual, mis piernas entran en el colchón, y mi alma se llena de cianuro.
Cae el sol, y mi alma quiere morir.
Sale el sol, y mi alma quiere morir.
No sé cuándo el dolor es peor, si por las noches o por las mañanas.
Sólo entiendo que a veces el corazón resulta ser estúpido y fácil de engañar.
Que está mal negociar cuando las monedas que circulan se respaldan en tu vida, en todo lo que te da la esperanza.
Porque así es cómo tu alma quiere morir cuando llega el amanecer.
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